Cuando un alma se va...

Pocos días después de que yo me quejase de mis pequeñas desgracias recibí un email (en realidad como unos 10) sobre las peores noticias que a uno le pueden llegar. He estado una semana debatiéndome si debería publicar este post o no. Al final lo he decidido postear de forma semi-anónima, quien sepa quién es lo sabe y quien no lo sabe no lo sabrá.

Hace una semana se murió una compañera de mi clase de Universidad (26 años) en un accidente (no de tráfico) y durante 2 o 3 noches he tenido sueños y sensaciones un tanto extraños. Tengo el ridículo deseo de ir a casa y coger la orla y mirar la cara de todos mis compañeros y pensar quién será el siguiente porque esto es algo que por seguro a todos nos tocará y las probabilidades de que yo sea el siguiente son bastante elevadas (¿más de un 3%?) y es cuando queda muy bien decir eso de Hay que vivir la vida como si mañana fuese nuestro último día pero que en realidad es algo que muy pocas veces hacemos porque a mi también me gusta tumbarme en el sofá y descansar viendo una película de las malas o quejarme del tiempo y de las personas cuando en realidad muchas otras cosas haría si supiese que mañana sería mi último día.

Y muchas más cosas se me ocurren, me acuerdo de su sonrisa y su voz. Y me pregunto qué hubiese ella hecho si hace 3 años (la última vez que la vi) alguien la hubiese dicho que ella era la siguiente. En clase había diferentes grupos, los raros, los guays, los de Basauri, los de blablabla, ella era del grupo de los más normales, una chica de la cual nunca jamás he oído hablar mal, una chica con la cual hablé y compartí muy poco, sería injusto decir que era una grandísima amiga mía porque la verdad no lo fue aunque ahora deseos no me faltan.

Que injusto se me hace con 26 años...

Y no me quito de la cabeza que alguien en esa orla será el siguiente, una orla que dentro de un siglo habrá sido vaciada y totalmente olvidada.

Esta foto nos la sacaron el último día de clase a los pocos que nos quedamos (la mayoría se quedó en casa estudiando para afrontar los últimos exámenes) un momento realmente emotivo después de tantos años juntos compartiendo las miserias y alegrías de la vida universitaria sabíendo que era la última hora juntos. La casualidad quiso que la persona a la cual dedico este post se encuentra en esta foto. (yo también pero creo que es un poco difícil localizarme). Probablemente una de las poquísimas fotos en las cuales salimos capturados en el mismo momento.