miércoles, enero 23, 2008

... que el cielo caiga sobre nuestras cabezas

Ayer era uno de esos días ventosos a ráfagas (Esos días que viene una ventolera que te arrastra por el suelo y que 10 segundos más tarde no se mueve nada y que solo se oye el viento lejano para volver 10 segundos más tarde con el doble de fuerza. (Se registraron ráfagas de 63km/h gravados por el aeropuerto de Bruselas, que tampoco es para tanto, hace una semana tuvisteis el doble en Euskadi)

Así que ayer me dí un paseo (más por necesidad de ir a algún lado que por placer) y me agarró una de estas ráfagas para soltarme y calmarse todo de golpe. En ese momento de paz, mi sentido arácnido me hizo llevarme las manos a la cabeza y tirarme contra el coche aparcado más cercano y buscar un hueco entre los coches. Medio segundo más tarde caían un montón de trozos de una fachada en ruinas (nótese que no había ni elementos de construcción ni andamios y que me encontraba en una calle normal y corriente). El tamaño de los trozos más grandes era comparable a la de un puño y caían de un edificio de 3 plantas. No fue nada espectacular, ni el edificio se vino abajo ni cayeron grandes trozos, ni hubo un gran estruendo, hubiese sido mucho más peligroso un simple tiesto cayendo de un segundo piso. Si me hubiese pillado 2 metros más cerca de la fachada (si hubiese estado lloviendo...) no me hubiese dado tiempo a escapar a tiempo pero tampoco creo (o espero) que me hubiese pasado nada grave.


Yo momentos antes de apartarme de la fachada! (Foto sacada con mi móvil claro...)

Lo increíble fue que me aparté antes de que cayese todo. A esto le llamaría yo sentido arácnido probablemente acentuado debido a mis sesiones en el rocódromo.

Bueno, y ahora hablando en serio y considerando que no creo en poderes sobrenaturales ni sentidos arácnidos ni patanatas, no puedo recordar porqué me llevé las manos a la cabeza antes de que cayesen las piedras, todo pasó muy rápido, creo recordar ligeramente haber escuchado ruido como de arena cayendo sobre la acera, e inmediatamente después sentí terror y alarma en el más puro esplendor mientras me apartaba y caían las piedras.

Y es en este tipo de momentos que todos hemos vivido alguna vez (bueno, seguro que caídas de fachadas no, pero probablemente cosas incluso más peligrosas) que damos las gracias de la suerte que tenemos, porque creo que llegar a los 25 años sin accidentes serios es no solo una proeza, tiene que ser también la obra de algún ángel de la guarda que nos empuja medio segundo antes de que algo ocurra para salvarnos la vida por cuestión de menos de un segundo o menos de un centímetro.

La pregunta sería... ¿por qué a gente que se merece mucho más vivir que yo ha tenido tan mala suerte? , aunque eso ya es irse demasiado lejos...

Mientras tanto cuando acabe de escribir este post, cogeré la mochila para ir al rocódromo pensando que esta vez en vez de ir a pasar un buen rato y fortalecer mis músculos, iré a entrenar mi sentido arácnido. ;-)

PD: Me encantaban los dibujos de Spiderman, aquellos en los cuales el 5% eran hechos en 3D por ordenador. Y odio los dibujos 100% a ordenador, Spiderman tenía la receta justa. ¿Y las películas? Una gran decepción para mi.

2 comentarios:

Leire dijo...

Api Aitor!!!!
Jejejej, me alegro d q tu 'sentido arácnido' actuara....
y aunq ponerse a pensar en la gente q no tiene tanta suerte es filosofar un poco 'baratamente' (típico^tópico), comparto la sensación q tu has descrito.
Zorte on Bruselasen!

dragonfly dijo...

Si, la dama negra no descansa ni una décima de segundo y la próxima vez que baje la guaña nos puede tocar a ti o a mi (y toco maderaaaaaaaa) :S :S :S

Pero es mejor no pensar en eso y seguir disfrutando de la vida (con cuidado eso si, sin tentar a la suerte) que lo que tenga que ser será ...