martes, febrero 22, 2011

Vuelta a empezar

Este último mes ha resultado tan ajetreado como extraño. Tras acabar mi contrato de trabajo me escapé a la desesperada (y en coche) a Bilbao, a celebrar mi cumpleaños entre la familia y amigos, y a recuperarme de lo que algunos dicen que era estrés. ¿Estrés? ¡Yo no estaba estresado! ¿no?, se supone que los estresados no se dan cuenta. En fin, recuerdo mucho más estrés en la Universidad así que no me aclaro.

Al final me he pasado en Bruselas semana y media disfrutando de unas vacaciones, no haciendo absolutamente nada más que el vago, bueno, intercalado con la innumerable lista de cosas que uno siempre tiene por hacer.

Finalmente me han anunciado que efectivamente comienzo a trabajar en Marzo de nuevo y por únicamente siete meses, tras lo cual, ya habrá tiempo de estresarse de nuevo, dejemos las elucubraciones para el futuro.

Nunca he sentido especial deseo de fotografiar insectos, pero cuando subí al monte en Bilbao en esta pequeña escapada de febrero, acompañado de un tiempo esplendido (25 grados en la cima), apareció una mariposa un poco pesada. Era una mariposa enorme y peluda. Al principio la ignoré, me atraía mucho más en ese momento el elegante batir de alas de unos enormes buitres a corta distancia.


Mariposa enorme
Haz click en la imagen para hacer zoom

Pero la mariposa era tan grande que me sentí intimidado así que moví la mano hacia ella y se marchó para volver medio minuto después casi más cerca que antes. Tras repetir infructuosamente el mismo gesto en otras 2 o 3 ocasiones decidí dispararla con la cámara y ver qué se siente, jamás me había dado por la fotografía de insectos...

A través del objetivo me sentí todavía más intimidado, parecía como si sus ojos me estuviesen observando. Me acerqué todo lo que mi objetivo me permitía pero no pude ir más lejos porque el enfoque no daba más de sí. Si hacía algún movimiento brusco la mariposa se iba a volar en un círculo y volvía a aterrizar a prácticamente la misma distancia, siempre mirándome. Si os fijáis en las dos fotos que aquí os pongo, las dos están tomadas en piedras diferentes (¿la mariposa era tan grande que necesitaba aterrizar en piedra?), supongo que era para agarrar el calor del Sol invernal que empezaba a despuntar hacia el atardecer.


Mariposa enorme
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Después de unos minutos de mutua compañía, escondí la cámara y la mariposa pareció perder interés, se volvió a marchar para esta vez no volver.

¿Y si las mariposas fuesen seres inteligentes y el planeta Tierra su experimento? Llevamos demasiado poco tiempo sobre este planeta como para creernos los dueños de todo...

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Por fín has vuelto!!!...jejeje.

Inquietante reflexión...

Se te echaba ya de menos en la blogosfera! :)

Estupenda noche de cine la del otro día, pareja!Hay que repetir!

Nos vemos! ;)

Helen

Bultza dijo...

Gracias helen, habrá que repetir!, y prepararos qeu vienen más entradas jeje

Mexiñol dijo...

A eso le llamas mariposa grande??? ESTO es una mariposa grande.
Lo que no tiene desperdicio es la elucubración que haces, las tierra un experimento mariposil :P

txupete dijo...

lo siento pero no es una mariposa grande.. es una POLILLA

Bultza dijo...

Txupete, te refieres a la de Mexiñol?, estoy de acuerdo, de hecho lo que le iba a responder es que lo que nos ha mostrado parece más un cruce entre polilla y pájaro, además el comportamiento descrito (nocturnas?) se corresponde con las polillas.

De todas formas en mi post no importa mucho el tamaño, eso sí, las fotos que he puesto no hacen justicia a su tamaño de verdad, no hay una referencia clara en las fotos para hacerse a la idea, esta mariposa sería casi el doble de tamaño de lo que estamos acostumbrados en Bilbao (la mariposa la encontré en una montaña en los alrededores de Bilbao). Si bien tal vez no era enorme, era suficientemente grande para tenerme un tanto intimidado!