Hace ya más de un mes, Rusia envió al espacio una sonda espacial para visitar una de las lunas más extrañas del Sistema Solar, Fobos, una de las dos lunas de Marte. Fobos guarda en su interior la historia de nuestro vecindario estelar y atrae desde hace muchos años a los científicos. La misión de la sonda Phobos-Grunt era muy ambiciosa pues tras aterrizar en Fobos debía volver años más tarde a nuestro planeta con muestras.
El 9 de noviembre la sonda alcanzó el espacio correctamente en apenas 10 minutos, allí en una órbita muy cercana a la Tierra descansaría durante un par de horas para volver a encender los motores y ponerse rumbo a Marte. Por desgracia la sonda enmudeció y perdió el tren a Marte.
Se encuentra tan cerca de la Tierra que roza ligerísimamente con la atmósfera terrestre y va perdiendo altura. Un par de semanas después del lanzamiento se logró contactar con la sonda brevemente y se iniciaron las labores de rescate.
Por desgracia la agencia espacial Rusa ha destacado por ser muy rápida en informar de los éxitos y muy muy lenta en informar de los fracasos. Tras los primeros intentos de subir de órbita no hubo ninguna noticia durante horas en ningún sitio, ni siquiera rumores. Desesperado y obsesionado con la misión salí de casa con la única idea de intentar fotografiar a la sonda por su paso por encima de Bruselas y así saber de primerísima mano si los intentos de contactar con la sonda resultaron infructuosos.
Si la sonda no recibía los comandos, no subiría de órbita y por tanto aparecería exactamente donde las predicciones marcaban, en cambio si la sonda aparecía más tarde significaría que los comandos resultaron un éxito. (Cuanto más lejos más lento se orbita)
Desde Bruselas disfrutamos de 2 pasadas al atardecer del 29 de noviembre. En la primera pasada no conseguí fotografiar la sonda por problemas logísticos pero conseguí verla con mis ojos, fue una extraña sensación agridulce, me sentí emocionado por ver una nave espacial humana que me tenía maravillado desde meses atrás, me sentí además privilegiado por saber de primera mano, antes que miles de personas que seguían las noticias de la sonda por Internet del resultado de los contactos, y por supuesto me sentí terriblemente decepcionado por ver que la sonda parecía perdida para siempre.
Noventa minutos más tarde, ya desde casa tuve la oportunidad de volver a ver a la sonda y esta vez pude fotografiarla en el cobijo de mi terraza bruselense. El paso fue muy breve y bajo pues la noche ya estaba bien abanzada, pero la tuve allí a la vista durante un minuto. Aquí os dejo mi retrato de esta misión que tristemente ha fallado. La sonda dará con sus huesos en el suelo de forma incontrolada en algún momento a mediados de enero.
Esta entrada está programada, cuando la veais estaré en la carretera de camino entre Roma y Bruselas. Buffffffff...
1 comentario:
Es curioso todo esto, yo no tengo ni idea de esta materia, pero me llama la atencion la cantidad de sondas que hay en el cielo y lo poco que nos informan realmente de lo que pasa con ellas.
Javier
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