miércoles, abril 13, 2011

Tira hacia el norte que aquí hace mucho calor

El buen tiempo que reina estos días en los húmedos parajes belgas nos animó a cargar las bicis en el coche una vez más para salir a explorar la parte norte del país la cual todavía aparece como una hoja en blanco en nuestros diarios de viaje.


Bruselas-Hasselt
Hoy tocaba la zona más septentrional del país.

En busca de emociones nos metimos por las calles de Diest situado a unos escasos 80km de la capital belga. Las incursiones en domingo suelen mostrar la belleza arquitectónica en su máxima exponencia gracias a la ausencia de gente aunque las zonas potencialmente más concurridas pierden ese sabor acogedor y cobran un aire apocalíptico que, según el estado de humor, puede resultar igualmente atrayente.

Para nuestra sorpresa en vez de un pueblo vacío nos encontramos en medio de una marea humana y no fuimos capaces de ver absolutamente nada más que coches tunning repartiendo propaganda y bombardeándonos con caramelos antes de un desfile de disfraces que se nos hizo eterno y del que finalmente tratamos de huir hacia un parque situado a las afueras.


Bruselas-Hasselt
Al fondo lo que creemos que era el ayuntamiento en medio de la plaza central, pero imposible acercarse más con tanto enemigo suelto.

Como no era nuestro día mi bici pinchó y los adoquines se volvieron indomables. Rendidos nos batimos en una retirada desesperada y nos montamos en el coche rumbo a casa.

Sin embargo no todo estaba dicho aquél día, en el primer cruce vimos una señal hacia Hasselt, una pequeña ciudad en cual los brazos de la blogósfera se cruzaron hace unos años.

Aparcamos en las afueras y nos pusimos una vez más el mono de exploración, esta vez con el equipamiento más ligero pues el armamento pesado (las bicis) estaban ya para el arrastre.

La ciudad contra todo pronostico (generado por la visita de Diest) nos resultó encantadora, una ciudad flamenca, sinónimo de limpieza, sencillez, orden y eficiencia, y como no podía ser de otra forma, igualmente atractiva para las féminas por la gran cantidad de tiendas de moda, valiéndose así bajo mi punto de vista totalmente personal como la primera ciudad a la cual describiría como una versión minimizada de Amberes.


Bruselas-Hasselt
Aquí el rastreador (un servidor) buscando la estrella polar para continuar el recorrido hacia el centro.

Bruselas-Hasselt
Aquí el capitán decidiendo donde acampar para tomar una cerveza. (En la plaza central de Hasselt)

Bruselas-Hasselt
Nada más que añadir señoría.

Por supuesto no podíamos irnos de allí sin probar la cerveza del lugar. La cerveza Corsendonk que tiene una historia tantas veces repetida. La cervecería desapareció hace unos siglos y la marca fue reintroducida en el mercado hace apenas un par de décadas (puro marketing). Se ha convertido en una especie de cerveza industrial y no tiene ese carácter místico que despiden las cervezas trapenses del país. Sin embargo el sabor de la cerveza nos pareció suficientemente atractiva y la recomendamos beber en esta región si bien nuestras papilas gustativas están ya muy zaturadas y cada ves perdemoz máz la pecepció de zabor y tal vez también de tiempo zzzzzZZZZZZZzzzzz, Zaraaaaaah, dame otra zerveza pa ver zi hacabo ya heste post zzzzzz.

2 comentarios:

Josel3 dijo...

Me alegra que visitárais Hasselt, es "mi pueblo" de aquí, donde vivía al principio de los tiempos, y le tengo mucho cariño :) a pasarlo bien!

Bultza dijo...

Había respondido a este comentario pero se ha debido de perder en la blogosfera..., o tal vez pensé en la respuesta y luego lo olvidé?

Efectivamente cuando estuvimos allí tuve muy encuenta y le dije a Sarah que tú habías vivido allí :-). De hecho es la única razón por la cual conocía la ciudad de antemano!