Primer capítulo aquí.
II
Corría el año 1896 cuando un joven flamenco nacido en Hasselt bautizado con el nombre de Adrien de Gerlache, conseguía tras 3 años de reuniones y visitas, suficiente financiación privada como para comprar un viejo barco de madera procedente de Noruega. El barco se llamaba PATRIA pero lo renombró con el nombre de BELGICA, en honor a su patria :), nótese que el nombre no está traducido al castellano, es el nombre que tenía la región belga en tiempos de la Galia, cuando los romanos campaban a sus anchas por todo Europa.
El sueño de este joven belga era el de poner el pie en aquél desconocido continente llamado Antártida que se había descubierto años antes y que hacía por lo menos medio siglo que ningún ojo humano lo había vuelto a ver.
El mismísimo Adrian de Gerlache.
Tres años más tarde el capitán Gerlache podía disfrutar de su sueño cumplido, sin embargo le embargaba una completa sensación de impotencia y decepción viendo como las vidas de los hombres a su cargo se iban lentamente deshinchando. Las noches se hacían interminables, nada que hacer, nada que decir solo remordimientos acompañados con el horrible y discontinuo crujir del casco aprisionado por el hielo.
En el interior del barco habían ido sacrificando especies animales y flora que habían encontrado y querían haber llevado de vuelta a casa, todas ellas todavía desconocidas en la sociedad occidental. Se encontraban bajo un racionamiento muy severo y los más débiles no podían levantarse de la cama. El puente estaba lleno de hielo, se trataba de un barco muy pequeño en comparación con los utilizados en muchas otras expediciones (34,6m por 7,5m) era para colmo tal vez demasiado viejo si bien se pasó un año entero en el puerto de Amberes sufriendo severas mejoras, habían reforzado el caso con placas de metal allí donde iba a sufrir las duras condiciones del hielo, lo habían dotado con un motor de vapor de 35 caballos y acondicionado con un sistema de calefacción. Sin embargo no había sido preparado para pasar un invierno atascado en el hielo, si algún día salían de allí había muchas posibilidades de que el casco no estuviese en condiciones de mantenerse a flote.
Los planos originales del barco BELGICA.
Solo quedaban 17 tripulantes de los 19 que habían partido de la última parada en Brasil. Antes de la muerte por frío del teniente/geólogo Danco, Wienke se cayó al mar en una tormenta poco después de atravesar el circulo polar antártico, a escasos días de avistar la Antártida. Para honrar su alma la tripulación por unanimidad decidió dar su nombre a una de las recientes islas descubiertas en el recién estrenado estrecho de Bélgica. De las 19 personas de la tripulación original, 9 eran belgas, 2 polacos, 6 noruegos, un estadounidense, un rumano y un francés.
III
Durante más de 8 meses (14 de diciembre de 1987), habían estado desconectados del mundo y tampoco parecía que la situación cambiaría de forma inminente. Tras deshacerse de los espécimenes que habían recogido, la carga más preciada del barco eran los documentos que guardaba el capitán en su camarote, desde el descubrimiento de una cordillera marina separando los Andes del continente antártico hasta cientos de especies de plantas diferentes, incluyendo también su cuaderno de bitácora que tal vez algún futuro explorador encontrase en siglos venideros entre los restos de la tripulación, si es que quedan alguno, para poder así contar la historia de lo que allí se vivió.
El 21 de Julio del 1898 consiguieron ver por vez primera el disco solar completo en el horizonte. Con 37 grados bajo cero la Antártida fue llenándose lentamente de vida salvaje dando comienzo a la temporada de caza. Durante los meses de Agosto y Septiembre consiguieron pequeñas cazas pero en general los meses pasaron sin demasiada novedad, el invierno acabó por fin y la esperanza de salir de allí retomaba fuerzas.
En Octubre los días se fueron volviendo más largos que las noches, la temperatura subió bastante y en el horizonte empezaron a ver los primeros huecos en el mar. Sin embargo las condiciones de la Antártida son muy extremas incluso en verano, pocas semanas más tarde tras una fuerte tormenta los lagos desaparecieron congelados, el horizonte se cubrió de blanco una vez más.
Las cazas se volvieron más abundantes y los hombres con los estómagos llenos piensan mejor. Los experimentos científicos volvieron a ser parte del día a día y las mediciones astronómicas confirmaron que a pesar de estar atascados sobre una superficie de hielo, se han desplazado más de 1500km durante los meses que han estado atrapados, sin embargo este movimiento ha sido de este a oeste en vez de hacia el norte donde podrían haber encontrado aguas más cálidas que deshiciesen el hielo más rápidamente. El barco seguía tan bloqueado como en los peores días de invierno y todavía no habían tenido suerte en conseguir hacer algún agujero que les permitise ver el mar y pescar.
A finales de la primavera, el barco seguía totalmente sepultado bajo el hielo.
En diciembre llegaron los días de 24 horas de luz y nada más cambió, se empezaron a temer lo peor, eran conscientes de que no podrían resistir un invierno más, algunos de los tripulantes empezaron a considerar la posibilidad de armarse de valor y andar los varios cientos de kilómetros que les separaban hasta la orilla del mar arrastrando las barcas salvavidas. Una vez allí deberían jugársela a todo o nada atravesando más de 2000km a golpe de remo por la parte del océano más dura del planeta.
El tiempo seguía pasando en su contra...
Continúa aquí...