miércoles, agosto 26, 2009

En busca del Santo Grial en Bélgica

Cierto día (bendito el día) recibí un email de un buen amigo mío. En el me rebelaba la historia de una vieja leyenda que corre por todo el mundo acerca de un elixir que emana en tierras belgas. El elixir, bautizado como Westvleteren 12, tal vez no prometa la vida eterna, pero si suficientes cosas como para que gente del otro lado del planeta se atreva a venir a pisar estas tierras.

En aquella misiva me pedían intentar hacerme con dos cajas de este elixir. Elixir que solo es posible encontrar en una abadía perdida en tierras flamencas y a la cual hay que acudir con cita previa. Por desgracia conseguir una cita es algo difícil y prácticamente fuera de las posibilidades de cualquier persona impaciente, pues debes llamar unas 500 veces y tener un poco de suerte mientras te peleas contra llamadas que llegan de todo el mundo...

Fracasé rotundamente en mi empeño por conseguir una cita, y con ella la promesa que había sellado para volver a Bilbao con el Santo Grial entre mis humildes pertenencias.

Los días pasaron uno tras otro mientras mi alma se encogía. Cuando ya parecía olvidarme del asunto se me ocurrió la feliz idea de acercarme a la abadía mientras engañaba a Sarah prometiéndola visitar un pequeño y (al que todavía suponemos) bonito poblado en los alrededores de la misma.

Y así comenzó un nuevo fin de semana de exploración, que tenía todas las guisas de acabar en fracaso.


Westvleteren
Camino a Westvleteren. Parte flamenca al oeste de Bélgica.

A mediodía y con unos 150km entre pecho y espalda poníamos pie a tierra y realizamos la primera inspección del territorio. La abadía estaba convenientemente protegida por murallas y todo parecía cerrado, todo menos un pequeño parque con vallas de madera en el cual había unas indicaciones muy claras de cómo conseguir el elixir para aquellos que habían insistido lo suficiente a golpe de teléfono. Me quedé 20 minutos observando el lugar durante los cuales al menos dos coches llegaron y se fueron con el ansiado premio.

La leyenda también dice que es posible catar el elixir en una pequeña cantina en los alrededores de la abadía, sin embargo no la encontramos y en un acto de desesperación y enfado me decidí a llamar a la puerta de la abadía.

Para mi sorpresa apareció un monje ataviado como bien mandan sus costumbres y al cual avasallé a preguntas, con toda la educación del mundo rechazó todas mis ofertas para hacerme con una mísera gota del elixir. Incluso intenté convencerle en dejarnos entrar a mirar un poco la abadía (y así reconocer el terreno para quién sabe qué ideas se me iban cruzando por la cabeza) pero al parecer no estaba permitido. Un poco desesperado me batí en retirada, y Sarah viendo mi cara triste pasó al contraataque. Y yo no sé que tendrán las mujeres pero consiguió convencerle de darnos dos pequeñas botellas de elixir y entrar a ver la abadía unos minutos a cambio de acompañar a los monjes en su misa de las 5 de la tarde.

Válgame dios que mis piernas temblaban no se si del terror o de la emoción. Para calmarnos nos fuimos con las indicaciones del monje para encontrar la cantina donde podríamos probar el elixir por un precio bien moderado. Y allí nos pasamos algunas horas, probando y bañándonos en las emociones de este elixir. Por desgracia ni las armas de mujer ni las de hombre funcionaron en esta ocasión y no nos permitieron llevarnos ni una sola botella cerrada, pues como decían ellos corrían el riesgo de perder la exclusividad de la abadía (es el único pub del mundo donde se puede probar de forma oficial)


Bañandonos en Westvleteren
Sarah junto 4 santos griales, ya casi no podía contenerse en pié ;)

Como prometimos, a las 5 de la tarde nos plantamos en la entrada de la abadía donde el monje nos recibió con una gran sonrisa y sin mediar palabra nos condujo a una pequeña habitación donde nos metió una botella en la mochila a cada uno. A empujones, pero siempre de forma amable y educada nos condujo hasta la iglesia de la abadía, por el camino atravesamos, claustros con hierba y flores preciosos, claustros con cementerios, claustros con vidrieras enormes. Discúlpenme la falta de fotografías pero como podéis entender no estaba el horno como para meter la mano y tan solo mis palabras quedan para compartir las imágenes.

La iglesia disponía tan sólo de cinco bancos corridos donde había alguna que otra persona más de la calle y el resto (unas 40 sillas) estaban con los respaldos pegadas a la pared dejando un hueco enorme en medio de la iglesia, puestos que serían ocupados por los monjes.

Y en el periodo de cinco minutos fueron llegando uno a uno (conté unos 22 o 23) vestidos con atuendos blancos que iban arrastrando, las mangas crecían exponencialmente en las muñecas, solo les faltaban las capuchas y las caras cubiertas para que me hubiese dado un infarto.

Y comenzó la misa con cánticos entonados a coro en un idioma ininteligible para nosotros y que le dio a la escena un verdadero aire tétrico. Lo único que podía llegar a entender de aquella música era “yisus cristus”…

Al acabar la misa y aprovechando el momento de confusión general, Sarah y yo nos escapamos y desviándonos un poco del camino nos sacamos un par de fotos.


Sarah en Westvleteren
Sarah en uno de los claustros

De allí salimos sin palabras, no nos dijimos nada durante unos cuantos minutos, aquellos cánticos y la mágica atmósfera de la abadía todavía nos envolvían.

La excursión resultó finalmente haber sido una de las más curiosas y emocionantes que haya tenido por estos lugares.

Un mes más tarde, una de las botellas se las llevé a mis amigos junto con otras 3 cajas de varias cervezas diferentes típicas del país y difíciles o imposibles de conseguir por Bilbao, cruzar Francia con tantos litros de cerveza resultó otro evento mítico de ser contado en algún otro post si es que todavía quedan ganas en el futuro ;).


Westvleteren 8
Las botellas de Westvleteren 8 que habíamos conseguido. Vienen siempre sin etiqueta, todo lo ponen en la chapa.

Westvleteren 8
Detalle de la chapa.

Con respecto al elixir, se trata de una cerveza Trapense que ha sido evaluada por muchos expertos como la mejor cerveza del mundo (Mira lo que dice google). Bajo mi gusto y juntando las opiniones de otras personas, se trata de una cerveza muy similar a la Rocheford (otra cerveza trapense belga que se comercializa por todo el mundo) con un final ligeramente diferente. Por desgracia los monjes solo quieren vender cerveza suficiente como para sobrevivir sin problemas, no para hacerse ricos y por tanto la producción que hacen, a parte de ser totalmente artesanal, es de muy poca cantidad. La razón de que sea nombrada como la cerveza más rica del mundo por tanta gente es probablemente más por la gran exclusividad de la misma y el morbo que genera el no poder conseguir una pues a mi entender cuando llegamos a tantos matices hablando de una cerveza, cada uno tiene su propio gusto.

Cuenta también la leyenda que este elixir se puede encontrar en algunos bares belgas escondidos por unos 10€ la botella (nótese que comprársela a los monjes sale por menos de 2€ por botella). Yo por mi parte y de pura casualidad ayer mismo pude convertir la leyenda en realidad y encontré un pub en Bruselas, no muy lejos de la Bourse, donde se puede probar la cerveza por efectivamente 10€. Sin embargo no voy a rebelar el sitio exacto porque está prohibido venderla y este tipo de noticias solo deberían ir de boca en boca. Si a alguno de vosotros le interesa, ya sabéis donde está mi mail ;) (aunque sea de teclado a teclado).

Si queréis intentar probarla en la misma abadía o conseguir unas cajas, probar a informaros en su página oficial: sintsixtus.be (Ahí podéis ver sus vestimentas e incluso fotos de la iglesia donde estuve.)

Si no sois unos expertos en cerveza, como es mi caso, gastar tanto tiempo y/o dinero en una cerveza tal vez no merezca tanto la pena, a vosotros os recomiendo que prueben una Rocheford 10, que es lo materialmente más próximo que jamás haya probado y es posible encontrarla incluso en Bilbao si sabes donde buscarla.

martes, agosto 25, 2009

Por fin la cazo, no del todo bien...

La siguiente noche volví a probar a fotografiar la Vía Láctea con algo más de suerte. Era mi última posibilidad a más de 1000 metros de altura y en un lugar sin contaminación lumínica. Sabía que era una causa perdida de antemano, la Luna se conjuró con las nubes e hizo una vez más imposible sacar una foto decente. Sin embargo en esta ocasión me quisieron acompañar y la sesión fotográfica se convirtió en una pequeña clase de astronomía que resultó muy exitosa.


Mirando hacia el noroeste
Click en la imagen para hacer zoom. Ésta fue la primera foto de toma de contacto, apuntando la cámara lo más lejos de la luna posible. La osa mayor está escondida en el centro detrás de los árboles pero se ve la cola hacia la izquierda, y por supuesto las nubes molestando... El cielo no estaba oscuro, eso culpa de la Luna...

Sacando fotos en sueños, Opi, Italia
Click en la imagen para hacer zoom. O click aquí para ver las explicaciones. Ignorar la parte derecha, lo blanco es una nube iluminada por la luna. En esta foto, que la verdad me resulta un tanto fea, he conseguido retratar la Vía Láctea por vez primera jamás. La foto es muy mala, pero qué puedo decir, sigo aprendiendo. En azul muestro las dos bandas de la Vía Láctea. ¿Porqué hay dos? hay una nube de gas interestelar que hace que no nos llegue la luz de esas zonas, aunque ésta o esta imagen te quitará cualquier duda.

Sacando fotos en sueños, Opi, Italia
Click en la imagen para hacer zoom. Utilizando a la Luna como si fuese el flash de la cámara, nos sacamos esta foto. Las estrellas de fondo y el paísaje iluminado con la luz de la luna. Hicieron falta 30 segundos de exposición y bueno, tanto decir yo "no os movais no os movais" al final he sido yo el que ha salido movido en la foto. La foto resulta cuanto menos curiosa...

miércoles, agosto 19, 2009

Soñar despierto

Era media noche, tras esperar a que todos se durmieran salí a la calle con la ya obsesión de fotografiar la Vía Láctea. Por desgracia, al abrir la puerta de la calle me dí cuenta de que estaba soñando, me había debido de quedar dormido esperando la hora y me había teletrasportado a un universo paralelo. Un universo conquistado por una densa niebla y la oscuridad eterna de la noche, un universo con el cielo negro sin estrellas, un universo invadido por el silencio absoluto. La soledad de ese universo me llamaba a gritos y me perdí voluntariamente por sus imaginarias y estrechas calles. Tras girar en la primera esquina me di cuenta de que en este sueño mi cámara también me acompañaba.

A la mañana siguiente con un sol radiante entrando por las ventanas, y con las sábanas pegadas, cogí la cámara que había dejado en el suelo y revisando las fotos me llene de esperanza al darme cuenta de que todavía es posible viajar a los sueños con una cámara. O tal vez sea que todavía es posible viajar a lugares de ensueño con una cámara.


Sacando fotos en sueños, Opi, Italia
Click en la imagen para hacer zoom

Sacando fotos en sueños, Opi, Italia
Click en la imagen para hacer zoom

Sacando fotos en sueños, Opi, Italia
Click en la imagen para hacer zoom

Sigo descubriendo lo difícil que es hacer una buena foto con las reflex, las fotos parecen preciosas insitu pero luego cuando las descargas muchas están incorrectamente enfocadas, brillos, movidas... sigo aprendiendo que no es poco. Arriba os he dejado con las 3 fotos que más me gustaron. ¿El lugar? Un pueblo perdido en el centro de Italia, ¿cual? no existe, por lo menos en nuestro universo... o tal vez todavía sí...

lunes, agosto 17, 2009

BSOD en el aeropuerto

Probablemente no paso más de 2 semanas al año de media en Italia, sinembargo es en el país donde más BSODs (Blue Screen Of Death de Windows) me he encontrado por las calles.

Esta vez fue en una pantalla indicadora de las llegadas de los vuelos, aunque por suerte seguramente no utilizan Windows para controlar la navegación de los aviones ;). Siete días más tarde cuando volví a pasar por el mismo sitio lo habían arreglado. Los otros sitios donde he visto los errores de Windows fueron en un panel indicador de los metros(no lo arreglaron en una semana) y en un escaparate de una tienda. ¡Ahora entiendo porqué siempre van de azul en los partidos de fútbol!, ¡todo un país lleno de BSODs!


BSOD airport
El día se volvió noche y todos cayeron del cielo...

BSOD airport
Un poquito más de detalle, las fotos con el móvil que me daba verguenza sacar la cámara y sacar a esto rodeado de gente...

jueves, agosto 13, 2009

Ups... creo que hay que adelgazar...

Me levanto con más de 30 grados en la calle, un calor sofocante, veo una amaca y todavía con el pijama enfundado me siento a disfrutar de mis primeros rayos de sol este verano. ¡Catapum!, dos segundos después se rompe la amaca y acabo en el suelo, pero el calor sofocante y el cansancio del viaje hacen que no tenga ganas de levantarme, pasan unos minutos y Sarah me encuentra así, y por supuesto no puede evitar sacarme fotos mientras recoje las piezas rotas de la silla. Estas fueron mis primeras horas de vacaciones en Italia la semana pasada... y me fui con el pensamiento de que tengo que adelgazar un poquito si quiero estar en forma para los semi-maratones que me esperan a final de este año... No es la primera vez que rompo una silla por el peso, pero esta fue sin duda la más agradable.


Al suelo...
Aaaaahhhhh, relax, calor, de ahí no me iba a mover ni un tractor...

viernes, agosto 07, 2009

La odisea de cenar

Después de un duro día de turismo a uno le apetece acabar el día con una buena cena. Los que somos del sur (por lo menos sur de Europa) tenemos unas costumbres muy extrañas para los belgas... o bueno... tal vez sean los belgas los que tienen las costumbres extrañas.

El pasado fin de semana nos encontrabamos de turismo en las Árdenas belgas (el monte en Bélgica) y sobre las 20.30 salimos del hotel en busca de algún restaurante. Gran error. Tras 20 minutos de indecisión y de haber cruzado la frontera con Alemania y Luxemburgo, entramos en un restaurante en el cual hacía 5 minutos que habían cerrado la cocina, ya no servían a más gente. ¡¡¡Todavía no eran ni las 21.00!!!, sin saberlo habíamos entrado en una espiral que nos alejaba de la comida con cada minuto que pasaba. Volvimos a territorios belgas, visitamos unos 7 u 8 restaurantes más, algunos con gente todavía cenando, otros ya vacíos, en todos habían cerrado la cocina.

Al final un alma se apiadó de nosotros y nos dió la dirección de un centro de recreo para jóvenes (sala de máquinas, bolera, karting) donde era posible cenar algo hasta media noche. Una vez allí nos pusimos las botas (hamburgesa y pizza), la cena romántica tuvo que ser aplazada aunque he de reconocer que después de creer que pasaríamos la noche en ayunas, aquella cena me supo a gloria.

La primera ley del viajero debería ser conocer y respetar la cultura de aquellos sitios que visita.

En Bruselas puedes encontrar sitios donde cenar hasta media noche, pero si de verdad uno quiere intentar pasar por un autóctono debería considerar adelantar sus horiarios (comer a las 12.30, cenar a las 19.00), sobretodo si uno se aleja de los centros turísticos.

Y es que es casi delito que me haya pasado esto a mi que llevo casi 4 años viviendo por estos lares.

martes, agosto 04, 2009

Terror en las Árdenas

...otro intento fallido de sacar la Vía Láctea y van cinco...

Admiro mucho a los astrónomos aficionados y a los astro-fotógrafos, sobretodo por la valentía que tienen. Pocas veces me he aventurado al monte para ir a ver las estrellas, lo he hecho en muy contadas ocasiones, algunas veces he observado lo que quería y otras tantas me he ido con las manos vacías. Pero si había un común denominador en esas escapadas ha sido el terror y lo indefenso que se siente uno sólo a oscuras en medio de la naturaleza por la noche.

Desde hace un par de años me he obcecado en la tarea de sacar una foto a la Vía Láctea con mis propias manos. Desde que tengo mi nueva cámara aprovecho cualquier disculpa para lanzarme allí fuera e intentar hacer una foto. Varias veces lo he intentado y nunca lo he conseguido, pero voy aprendiendo...

Mi última oportunidad fue en una excursión al corazón de las Ardenas belgas (Las montañas belgas, o mejor dicho… colinas). Durante mi estancia allí encontré en una tarde de sábado un bonito lugar en un descampado a unos 500m de un bosque, el sitio exacto es este, lo guarde en mi memoria pez y decidí volver a media noche.

Este lugar era un sitio aislado si es que se puede decir que hay sitios aislados en el centro de Europa, el punto se encontraba a menos de un kilómetro de la frontera con Luxemburgo y a menos de dos con la de Alemania.

Había pensado en dejar a Sarah en el hotel para ahorrarle una hora a oscuras aburrida en un descampado pero ella insistió en venirse conmigo, la picaba la curiosidad y como las nubes empezaban a desfilar tenía pinta de que esto se iba a acabar antes de empezar.

A las 12 de la noche plantaba mi cámara en el lugar convenido y comencé la sesión de fotos con la Osa Mayor. La noche era bastante mala, la luna casi llena en el horizonte y una finísima capa de nubes que junto con la luz de la luna hacían difícil intuir la Vía Láctea, todo apuntaba a una noche infructuosa.

Me entretuve durante un cuarto de hora con diferentes tipos de aperturas, enfocando, exposición, sensibilidad, más o menos en plan aleatorio pues no soy más que un aprendiz, y entonces empezamos a oír un lejano "clack clack clack" en dirección al bosque. El mismo sonido que saldría al golpear una estaca contra un tronco. Sarah empezó a ponerse nerviosa y mientras la intentaba convencer de que sería un animal yo mismo empezaba a ver fantasmas por todos los lados.

Después de varios minutos Sarah ya no aguantaba más y se metió en el coche mientras me urgía en acabar y marcharnos de allí.

Entonces una nube que venía del sur cubrió la luna y dejó un panorama hermoso y terrorífico. No podía desperdiciar una oportunidad como ésta, apunté e intenté sacar fotos. Volvió a sonar el "clack clack clack" bastante más fuerte, no sé si era más fuerte porque realmente estaba más cerca o porque mi imaginación empezaba a jugarme malas pasadas. Por supuesto no conseguí sacar una buena foto a la primera, ni a la segunda, así que seguí intentándolo mientras Sarah se revolvía dentro del coche y yo rezaba para que la nube se quedase allí unos minutos más. Una noche tranquila con silencio total, la luna ya no iluminaba el suelo por culpa de las nubes y hacía varios minutos que ya no se había oído el dichoso “clack clack”, mas tranquilos y entre risas Sarah me preguntaba qué clase de animal puede hacer ese tipo de ruidos y de repente oigo una voz a lo lejos...


la luna tras las nubes, moon, clouds
Hacer click en la imagen para hacer zoom. No os dejeis llevar por las apariencias, detrás de las nubes estaba la Luna no el Sol, si os fijais podéis ver las estrellas al fondo y la fina capa de nubes que destrozaban cualquier posibilidad de ver la Vía Láctea. En el suelo un tractor o algo parecido en medio de la campa. He intentado tocar los niveles pero no me ha gustado nada más que la original, así que lo que véis en esa imagen es exactamente lo que salió de la cámara.

Me levanté y miré hacia el bosque, más o menos en la dirección en la cual había venido la voz pero no se veía nada. Pensé que fue mi imaginación, Sarah desde dentro del coche no había oído nada, con la adrenalina a cien me fui calmando y relajando y me agaché otra vez para concentrarme en la foto. Pero la voz sonó otra vez algo más cerca, como llamando a alguien o bien podría haber sido un "Quien anda ahí", pero ni una sola luz en esa dirección. El terror se adueñó completamente de mi cuerpo así que sin tan siquiera apagar la cámara la cogí y la tiré en el asiento de atrás del coche, arranqué y nos fuimos como almas que lleva el diablo.

La vuelta al hotel no fue tampoco muy agradable, al llegar al pueblo no vimos ni un solo signo de vida, todo apagado, incluso la recepción del hotel estaba vacía. Entramos en la habitación y pocos minutos después algo más tranquilos nos reímos de nuestra cobardía.

Antes de cerrar las persianas con las luces ya apagadas echamos un vistazo en la calle, al fin de al cabo no estábamos durmiendo a más de 2km de donde había sacado la foto. Hasta mirar por la ventana daba terror, ¿y si hubiese visto a unos ojos lejanos mirando hacia mi ventana?, me metí a la cama con una extraña sensación...