Cuenta la leyenda que había una princesa atrapada en un castillo protegido por un precioso y peligroso dragón. La princesa llamaba al príncipe desde la ventana y éste corría con su brillante armadura a matar al dragón y salvarla de sus temibles garras.
Sin embargo un príncipe con una armadura brillante no necesitaría meterse en estos problemas, aquí se nos desmonta la leyenda, el dragón tampoco es tan bonito como lo pintan, probablemente es negro y huele a humo, con arrugas viscosas asquerosas. ¿Y la princesa? Cuando el príncipe la salva probablemente está decepcionada y enfadada con el príncipe por haber tardado tanto.
Esta mañana he decidido venir muy pronto al trabajo, una hora antes de lo normal para ver si así puedo evitar un poco de tráfico y perder 10min menos en las carreteras. Media hora después de haberme sentado en la oficina he recibido una llamada de socorro de Sarah, las llaves del piso no aparecían, se encontraba encerrada en la casa nueva. He metido la mano en mi bolsillo y para mi asombro y terror he sacado las dos llaves (mi intención había sido coger la de la vieja casa y la de la nueva). Horrible doble horror porque era hora punta en el centro de la ciudad. Así que me he puesto mi mejor y única armadura para el frío y he cogido mi caballo un tanto sediento de gasolina. He luchado sin cuartel contra el tráfico, horrible tráfico para llegar a un castillo al cual no conozco todavía bien el camino, añadiendo además los nervios de la situación me ha hecho perderme y tardar el doble de tiempo.
Cuando he abierto la puerta de casa la princesa no se me ha echado en brazos para besarme como había imaginado en mi historia, evidentemente me la he encontrado con un enfado monumental más que justificado.
Por fin he llegado al trabajo, hoy en total he tardado casi dos horas con tanto trajín en hacer 30 míseros kilómetros, pero bueno, mi jefe no se ha enfadado, más bien se lo ha tomado con humor y todos se ríen y hacen bromas a mi costa, algo que por otro lado me alivia.
Y fueron felices y comieron perdices.
3 comentarios:
Juas, cuando pasa algo así siempre sale algún capullo diciendo que a el también le pasó pero peor, y en esta ocasión yo voy a ser ese capullo. En mi caso fue similar, la diferencia estriba en que yo salí de viaje a una ciudad a 400 kms. Afortunadamente la princesa saió a sacar la basura al partir el príncipe y se percató del desaguisado, por lo que le hizo señales de humo para informarle del entuerto. El principe apenas llevaba uno 10% del recorrido realizado así que se dió la vuelta para rescatar a la princesa, tardando una hora mas de la cuenta en llegar a su destino final en la lejana ciudad.
Ay, lo de las llaves será cosa de Bruselas... Yo tengo mil anécdotas de ese tipo, siempre aquí, en otros sitios no me pasa. Lo del tráfico también, soy amante de la STIB, por lo menos puedo leer en el metro, bus o tranvía.
Enhorabuena por el nuevo piso. Espero que los defectillos que habéis descubierto no sean ningún problema.
Me parto contigo... te he descubierto hoy y espero seguirte
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