Dándonos un pequeño descanso con la mudanza que tan consumidos nos tiene últimamente, Sarah y yo salimos de Bruselas el sábado por la tarde para perdernos y pasar un rato interesante en las afueras de Amberes. Amberes, la ciudad de los diamantes, la ciudad de la moda, de lo cool :-/. La razón de nuestra pequeña excursión era la de ver un concierto de Ludovico Einaudi (aunque no os llame la música clásica ruego hagan click aquí y escuchen una de sus canciones mientras leen este post), música clásica moderna, o la música clásica reinventada como lo llaman ellos y a la cual me aficioné hace ya un par de años.
Qué mejores condiciones para pasar una romántica tarde de ... otoño. Introduje todas estas variables en mi pequeña caja mágica y me salió de la manga que por vez primera en 5 años iba a salir de casa un sábado por la noche afeitado y vestido con una camisa y chaqueta (que amatxu no me lea esto que me mata) y que no se me olvide pasar por el banco a llenar la cartera, noche de derroche...
Tras media hora en coche, al llegar a las inmediaciones hicimos un pequeño reconocimiento para buscar algún lugar romántico donde cenar antes del concierto. Sin embargo estábamos rodeados de burkas y kebabs… vuelta a mirar en el mapa ¿?
Un poco sorprendidos aparcamos allí donde el barrio nos dejó y rehicimos todo el recorrido de vuelta intentando descubrir algo interesante. Ya habíamos descartado la cena con las velas, las únicas posibilidades que nos quedaban eran una cena romántica bajo el olor de los kebabs o una cena bajo el olor de los kebabs.
La cena no fue especialmente buena, perdón, el kebab no fue especialmente bueno, pero la persona que nos atendió magnífica, estuvimos hablando un rato con él y nos dijo que los idiomas del barrio eran "flamenco, inglés y árabe". Y entonces la mirada de Sarah me atravesó...
Después de la cena romántica y consumida nuestra colonia nos fuimos al teatro (teatro De Roma). Teatro que se encontraba en ruinas, con un toque de los años 50 y con aires de haber sido un lugar muy caro y selecto en el pasado. Totalmente descuidado, pintura roída piedra desnuda, grietas, peldaños sueltos, madera podrida y las sillas... las sillas... no sé que decir de las sillas...
La entrada del teatro. Y la envidia que le tengo al pais por la cultura de la bicicleta...
Una foto del barrio... No parece pa tanto visto así ;)
Las fotos la sacamos con la cámara de Sarah que no tiene mucha calidad por la noche por desgracia. En el interior había una fina niebla o humo pero no de cigarrillos, parecía incienso y daban al traste con el Flash. En esta foto podéis ver un poco el estado de las paredes pero en vivo impresionaba mucho más
Lo vimos desde lo alto en primera fila, no esta mal. Una vez más la foto engaña mucho porque está movida y desenfocada, se pierden los detalles...
Todavía sorprendidos y con los pelos de la nuca erizados nos fuimos a coger champán para por lo menos añadir algo de glamour a nuestras vestimentas (me tocaba invitar, claro, después de la desastrosa tarde) y entonces comenzaron las primeras notas del concierto.
A estas alturas me esperaba cualquier cosa menos al músico original, sin embargo allí estaba y la música surrealista que produce le dio un toque final y magnífico al teatro, justo lo que le faltaba, el sonido del lugar, contra todo pronostico perfecto.
Not ready yet...
Pequeño vídeo de muestra que saqué en el concierto, atentos a la intensidad, siento la calidad y mi pulso, fue lo único que grabé pues el resto del tiempo estuve demasiado emocionado como os podéis imaginar. Lo más importante los bajos que es lo que más adentro llegan no se escuchan en este vídeo pero podéis escucharlos en este otro si teneis buenos altavoces.
Pero todavía me quedaba una sorpresa, ya saciados y todavía acunados por la música salimos del teatro mientras con grandes esfuerzos intentaba volver al mundo real conectándome con mi Aita, pues allí abajo en el otro lado del mundo (jugaban el Athletic contra el Barça). Y atónito me quedé cuando al cruzar los ventanales del primer bar ví que retransmitían el partido, narices, ¡¡pero si estoy en Marruecos Amberes!!, y no uno, ni dos, eran como unas 10 filas de personas sentadas viendo el partido. Hasta mi llegaba la voz de la televisión, por supuesto en árabe.
Miré mi chaqueta, miré el vestido y la mirada de enfado de Sarah, verdad verdad verdad, aquí creo que no pintamos mucho. En el recorrido hasta el coche cruzamos otros dos bares movidos por el partido, increíble, todos llenos de gente. Todos debían de ser del Athletic, porque que yo sepa sólo los de Bilbao na… :), bueno, mejor dejo de mirarles y nos vamos a casa...
Cogimos el coche y volvimos a casa en silencio, silencio relleno con los ecos del concierto y asustados con el próximo duro día de mudanza que nos esperaba al día siguiente...