Hace ya algún tiempo que empecé a interesarme por la fotografía. Para aprender decidí lanzarme directamente con la cámara a la calle y probar, y probar, y probar. De vez en cuando aparecía con una foto preciosa fruto más bien de la casualidad e insistencia, y si probaba a repetirla, nada. Cuando miraba a la cámara y a todas sus opciones y númeritos no entendía casi nada. Entendía la problemática del tiempo de exposición, entendía lo de la sensibilidad de la película, el flash, el enfoque, e incluso entendía que cuanto más mm de lente más zoom conseguías (y más profundidad en retratos que es lo que más he buscado en las reflex), ¿en cuanto a la apertura? entendía su significado pero no su utilidad...
Click en la foto para hacer zoom. En la imagen Aimar. Foto tomada con una Canon usando una lente Nikon de 52mm 50mm muy muy antigua.
Con mi eterna insatisfecha curiosidad el pasado fin de semana pude destripar la antigua réflex de mi padre que probablemente tenga más años que el que está escribiendo esto. Conseguí canibalizar una lente y con ayuda de un adaptador que me costó 5€ en eBay (y que me llegó en una de esas famosas cartas abiertas) conseguí acoplar sin ningún problema una lente Nikon a mi Canon (siempre empeñados en hacer las cosas incompatibles).
Al principio pensé que era una tontería, la lente era de 52mm 50mm (bastante zoom, poco ángulo de visión) y no puedes cambiar esta medida, además tiene miles de números y colores para el enfoque, y la apertura. Acostumbrado a las nuevas lentes digitales con autoenfoque y que puedo variar de 18 a 55mm, la lente me parecía redundante, pasada de moda, como montarse en una vieja bici sin cambios. Aún así la cámara se veía curiosa con esta lente y salí de casa para hacer algunas fotos...
Mi supercámara con la lente Nikon del año de la pera, muy curiosa con tanto numerito. Parece complicada pero al de cinco minutos te das cuentas de que se hizo para tontos, creerme.
¡Y vaya sorpresa!, aquello fue increíble, las imágenes me daban una profundidad que nunca antes había logrado, pero no era posible, con mi otra lente nueva motorizada, configurada a 52mm 50mm no podía igualar la misma profundidad. ¿Cómo era posible? Conseguía sacar fotos en el que los desenfoques se volvían perlas preciosas de colores, no lo entendía.
Me traje la lente envuelta en mis sueños a Bruselas junto con la cámara, se había vuelto mi nuevo elemento mágico, una lente sacada del baúl olvidado en casa y que era capaz de sacar esas fotos soñadas.
Comparando más y más mis lentes modernas con las viejas me di cuenta de la única diferencia, con la vieja lente podía abrir muchísimo más la apertura, probablemente con más del doble de área. Tuve que ponerme a revisar mis apuntes de la escuela y descubrir otro de los trucos de los fotógrafos, algo que puede resultar demasiado obvio para ellos, pero que para la gente de a pié es simplemente magia.
Para entender el problema de la apertura hay que remontarse a las primeras cámaras, los primeros fotógrafos (si es que se les puede llamar fotógrafos) aprendieron a manejar la apertura incluso antes de que llevasen lentes. Las primeras cámaras fueron en realidad casetas a oscuras (cámara oscura), en ellas se metía el fotógrafo y abrían un agujerito en la pared, de esta forma en la pared posterior por difracción aparecía la imagen de lo que había por el otro lado, fuera de la caseta, y de forma invertida, y allí pintaba el fotógrafo el cuadro o boceto. Cuanto más grande el agujero más luz entra para ver la imagen pero también más borrosas aparecían. Cuando se necesitaba precisión (esto lo hacían los primeros arquitectos) hacían la abertura de la habitación lo más pequeña posible y la imagen no salía tan borrosa aunque con menos luz también era más difícil.
Traducido a las cámaras cuando abro al máximo la apertura, las imágenes saldrán menos definidas, sobretodo para los objetos que estén lejos de la distancia a la que se enfoque. Es decir, si saco en la foto la cara de un niño, todo alrededor saldrá desenfocado (nótese la imagen que abre este post), en cambio si pongo la apertura al mínimo la imagen saldrá mucho más definida por contra necesitaré más tiempo de exposición pues entra menos luz (tal vez hasta un trípode para que la imagen no salga movida).
En resumen, el fotógrafo con la apertura define si quiere que el fondo de una foto salga desenfocado o no y así personalizar todavía más las fotos, de forma que puede centrar o descentrar la atención sobre los objetos.
Lección que probablemente ya nunca olvidaré y espero que el que lea esto también haya aprendido algo interesante, la semana que viene comienzo las clases de fotografía en francés, que no me pase nada...
He descubierto además que lentes canon con autoenfoque de 50mm son muy baratas (por los 100€) y con la misma apertura que la mía. De momento me quedo con ésta vieja, me hace mucha ilusión, aunque sufro mucho con el enfoque manual (¡que soy ligeramente miope!), me voy acostumbrando...
PD: La lente es de 50mm no de 52mm como me han indicado en uno de los comentarios, gracias Fernando!.